Solo.

Llevo poco aquí en esta hermosa ciudad. El tiempo que tengo después del trabajo es para turistear. Dentro de mis posibilidades me he dedicado a sacar fotos, conocer personas (bartender, recepcionista, Ubers, meseros y turistas) Todos con historias únicas e impresionantes las cuales narran momentos bellos de esta. Lugares que me han dejado pasmado, sin palabras. 

Así con todas esas ciudades que he conocido SOLO, porque no hay nadie que me acompañe. Comer solo, recorrer las veredas, iglesias, montes y ríos. Llegar al hotel, casa o habitación abrir la ventana y fumar pensando en que algún día habrá alguien que siga mis pasos o mejor aún, trataremos de hacer nuestra propia senda. 

No hay mejor tiempo que el de conectar contigo mismo, descubrir quién eres, que haces, a dónde quieres llegar, qué tienes para dar a otras personas. No cambiaría por nada esas noches y días dónde me han llegado momentos de eureca, de arrebato e iniciar cosas importantes que impactaron mi vida, mi persona. 
También dónde he pasado por duelos de dolor, de mucha intriga, porque el estar SOLO es para siempre y sentirse acompañado es por instantes. 
Muchas luchas internas con todos los demonios y angeles que tengo dentro.

En noches de tormenta es cuando lloro, es donde veo mi pobre afortunada vida. En días de sol llegó a pensar que nada va ha pasar. Sin rumbo, sin amigos. Pobre de mi llegó a pensar, con tanto que ofrecer, que enseñar y sin nadie a quién dislumbrar. 

No es para todos esta vida, muchos anhelan poder viajar, conocer y adentrarse a lugares nuevos. Pero hay un costo, ese que no cualquier quiere pagar. 
En mi experiencia podría cambiar muchas cosas, intentarlas de nuevo y obtener mejores resultados. 

Cada vez me adentro más a esa sensación de no querer a nadie en mi vida, compartir momentos bellos puedo aceptar eso, compartir mi vida no se si podría. 
Porque de la nada salgo a las calles hablo con personas, me tomo una cerveza, como donde quiero y lo que quiero. 
Me tomo un café y empiezo a escribir, me tomo otra taza y no me quiero ir.  
Esa dulzura de contemplar mi tiempo, de tenerlo a la mano, por eso he aceptado todas las facturas que la vida me ha dado. 

Y si, sigo aquí en esta plaza al aire libre donde el viento me despeina, me siento observado, me siento en el lugar más aislado. Mi café ya se enfrió pero mis letras cobran vida, mi vida.


Daniel H. Garcia.



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares